ENTERRÓ A SU MADRE EN EL PATIO DE SU CASA

La mujer era de baja estatura, robusta, vestía una sudadera roja, playera blanca y short rojo. La encontraron enterrada en una fosa en el patio de su casa, tenía un disparo en el cuerpo. El asesino: su hijo.

 

Tras la llamada de un policía municipal de Zempoala, agentes de investigación de la procuraduría arribaron al domicilio en la comunidad Casas Coloradas y hallaron a la víctima en el patio.

 

Su cuerpo estaba cubierto de tierra y cal, la mano derecha la tenía expuesta, estaba sepultada en una fosa de 67 centímetros de profundidad. En el lugar se encontró una escopeta, documentos a nombre de la madre y su hijo, prendas de vestir incineradas y manchas de sangre.

 

El protocolo de necropsia determinó que la causa de muerte de la víctima fue laceración cardiaca y herida penetrante en tórax por proyectil disparado por arma de fuego. Su tío reconoció el cuerpo.

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Fue un jueves, 11 de marzo de 2021, la primavera estaba cerca. Aquella tarde Juan estaba con su madre en el comedor, discutieron, forcejearon, él tomó la escopeta de la casa y jaló del gatillo, el disparo dio en el pecho de su progenitora. La sangre resbaló por su cuerpo.

 

De acuerdo con el informe pericial, Juan le disparó de frente, a corta distancia, lo que le causó la muerte. Luego la llevó al patio, escarbó 67 centímetros de profundidad por 1.60 metros de largo y 80 centímetros de ancho y la enterró.

 

Cubrió su cuerpo con tierra y cal para ocultarlo, enseguida quemó prendas de ropa quedando únicamente fragmentos y manchas de sangre. Después llamó por teléfono a una tía de su madre que vive en Estados Unidos y le confesó lo que había hecho. Ella avisó a la familia para que llamaran a la policía.

 

Juan tenía 21 años de edad, de acuerdo con la causa penal 142/2021, era empleado de un taller de costura, no tenía dependientes económicos, no pertenecía a ningún grupo de origen étnico, no hablaba alguna lengua originaria, no consumía drogas, estupefacientes ni bebidas embriagantes.

 

En 2021, cuando Juan asesinó a su madre, se iniciaron en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) 21 carpetas de investigación por el delito de feminicidio. 

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Marcos Delgadillo, policía municipal de Zempoala, realizaba un recorrido de seguridad al momento de recibir un reporte vía radio para que acudiera a la casa de la mujer. Llegó a las seis de la tarde, el sol estaba a punto de ocultarse para dar paso a la noche.

 

Vio el zaguán de la vivienda cerrado, tocó y nadie abrió. Dio aviso vía telefónica sobre un posible delito. Al lugar llegaron más patrullas, sus luces rojas y azules salpicaron las calles. 

 

Juan salió de la casa y fue detenido. Una vecina declaró que la víctima era su amiga y que sabía que vivía sola con su hijo. La vecina también reconoció el cadáver.

 

Juan tenía manchas de sangre en la ropa al momento de ser detenido, el dictamen pericial en materia de genética forense concluyó que el perfil genético de la sangre era 99.9 por ciento coincidente con el de la víctima, la mujer que le dio la vida. 

 

Tras su detención, Juan fue trasladado al Centro de Reinserción Social (Cereso) de Pachuca. Luego de los hechos, la PGJEH inició una carpeta de investigación por el delito de feminicidio. En marzo de 2021 se abrieron cinco indagaciones por este ilícito, entre estas la que involucra a la madre de Juan.

 

Entre abril de 2013, mes en el que entró en vigor este tipo penal, y septiembre de 2024 suman 226 feminicidios en Hidalgo.  De acuerdo con la fiscal de Delitos de Género y Trata de Personas de la procuraduría, Luz María Ramírez Pérez, las parejas y exparejas son quienes privan de la vida a las mujeres. El caso de Juan es de las pocas excepciones. 

 

Como imputado aceptó su culpabilidad y se apegó a un procedimiento abreviado con lo que alcanzó una pena menor. El 16 de mayo de 2022 la jueza penal Karina Vertiz Marín lo sentenció a 31 años y tres meses de prisión y una multa de 29 mil 126 pesos. Juan quedó privado de su libertad en el penal de Pachuca. 

 

El dictamen pericial en materia de balística forense concluyó que la escopeta con la que Juan asesinó a su madre estaba en buen estado físico y mecánico, no tenía modelo ni número de serie, era calibre 16 y aún tenía un cartucho.

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