El bullying acabó con su vida

29 de Noviembre del 2024

El bullying acabó con su vida

PACHUCA. – Combinar el uniforme escolar con tenis y usar el cabello largo le costó la vida a Yair, un estudiante de 15 años que se suicidó a causa del bullying que padecía a manos de una prefecta, quien presuntamente lo hostigaba por su forma de vestir. 

Fue una llamada la que alertó a Julieta, su mejor amiga. Cuando ella lo escuchó al otro lado del teléfono, sabía que algo no andaba bien. 

Aquel día del mes de julio, a Yair lo habían ridiculizado y jaloneado frente a los ojos de los demás estudiantes. Como siempre, Julieta intentó consolar a su amigo, con quien creció en el barrio La Raza, corriendo entre los callejones y las casas que están incrustadas en los cerros que rodean la ciudad de Pachuca.

Crecieron y estudiaron juntos, desde la guardería hasta el kínder, la primaria y secundaria, donde ambos fueron víctimas de la prefecta. A Julieta la criticó por su manera de vestir, desde el primer día de clases recibió agresiones verbales, la trabajadora le decía que por usar pantalón de mezclilla pretendía “provocar a los hombres”.

La realidad era que Julieta no tenía uniforme y por eso se le permitió asistir a la secundaria con otra ropa, durante los primeros días del ciclo escolar. Una situación similar le ocurrió a Romina.

El hostigamiento llevó a Yair a quitarse la vida, a Julieta a tomar terapia psicológica y a Romina de 14 años a enfrentar un proceso judicial contra la prefecta, imputada por violencia dentro de la causa penal 1444/2024. Los nombres de las víctimas que aparecen en el texto, fueron modificados. 

AMIGOS POR SIEMPRE 

A Julieta se le quiebra la voz cada que recuerda a Yair, sus pequeños ojos color almendra se llenan de lágrimas cuando habla de él y de lo mucho que lo extraña. 

“Desde que su mamá estaba embarazada y mi mamá también estaba embarazada se conocieron, nací yo primero y ya después nació mi mejor amigo Yair. Su mamá y mi mamá se pusieron de acuerdo en qué kínder nos iban a mandar, así nos fuimos conociendo, coincidimos muy bonito, nos contábamos nuestras cosas, las travesuras que queríamos hacer, los sueños que teníamos”. 

Yair soñaba con ser chef, le gustaba cocinar y una de sus especialidades eran las enchiladas verdes, picaba las frutas para crear formas de flores o animalitos, amaba jugar básquetbol y era muy alegre, recuerda su mejor amiga. 

El sello más característico era su cabello un poco largo y ligeramente alborotado, como se le observa en la fotografía que sus familiares y vecinos de La Raza han llevado a las manifestaciones que han organizado en lo que va del año en diferentes puntos del estado de Hidalgo para exigir justicia.

También le gustaba usar tenis porque eran parte de su personalidad y los llevaba a todas partes, hasta en la secundaria, aunque la prefecta opinara que eso era “naco”. 

“La prefecta le decía que era naco si se vestía con el uniforme de gala y tenis, ella misma le decía que nunca iba a ser nadie en la vida (…) Él me decía que trataba de llevar bien la relación con la prefecta, yo le contestaba que no le hiciera caso, que esas palabras y acciones no dejaran que lo lastimaran, pero él solamente lloraba”. 

LAS BURLAS POR QUEMADURAS EN LA CARA 

Julieta daba consuelo a Yair desde su experiencia porque platicó que ella también padeció bullying a manos de la prefecta. 

Una ocasión la joven se quemó con agua hirviendo en gran parte del rostro y dejó de ir un mes a la escuela por las ámpulas que tardaron en sanar. 

Para no exponer su piel a los rayos del sol, el polvo, y en un intento por mitigar posibles burlas de otros compañeros, Julieta decidió usar cubrebocas. 

Su mamá recuerda que fue a platicar con la prefecta sobre la situación médica de su hija y para solicitar apoyo ante cualquier eventualidad, pero ocurrió todo lo contrario. 

“Mi mamá fue a la Dirección a pedir discreción de lo que me había pasado porque no queríamos que se burlaran, pidió permiso al director para que me dejaran pasar con cubrebocas y gorra. El primer día que entré yo estaba en mi salón y la prefecta me dijo en burla: ¿por qué tienes el cubrebocas? ¡Ah ya sé, porque te quemaste!  Todos escucharon, me quiso obligar a quitarme el cubrebocas, todos se burlaron”.  

Julieta dijo que esa acción vulneró su autoestima y que a partir de ese momento comenzó a ir a terapias psicológicas, las cuales se prolongaron con el fallecimiento de su mejor amigo.

Aquel día, Yair, al igual que otras veces, le marcó llorando a Julieta. “Me dijo: la prefecta me sacó a jalones de la escuela (…) me dijo que no me iba a dar mi carta de nueva conducta y que no me quería ver ni en la comida, ni cuando ya saliera definitivamente”. 

Julieta, como siempre, lo consoló, le dijo que no se preocupara por los documentos porque lo solucionarían y que el día de la graduación le compraría una pizza que compartirían juntos. Esa fue la última llamada. 

EL PROCESO JUDICIAL CONTRA LA PREFECTA 

El 23 de octubre, Julieta acompañó al papá y la mamá de Yair a los Juzgados Penales de Pachuca. En este lugar se encontraron con la prefecta, una mujer de cabello corto y teñido de rubio que vistió de color negro en su primera audiencia ante el juez de control Jesús Anim Ope Islas.

Los padres de Yair son las víctimas indirectas en este proceso judicial que se persigue contra la prefecta, pero hay una persona más: Romina, de 14 años, quien también recibió agresiones verbales por su forma de vestir, tal como le ocurrió a Julieta.  

Romina está en el último grado de secundaria, pero contó que las agresiones comenzaron desde que ingresó a la escuela de La Raza, de donde la prefecta ya fue destituida. 

“A mí me decía que era muy respondona, que provocaba a los alumnos, a los compañeros hombres con mi forma de vestir”, expresó Romina.

En la causa penal 1444/2024 en la que la prefecta fue imputada por violencia familiar agravada, las víctimas directas son Yair, de 15 años y Romina, de 14 años.




Redacción
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Categorías: Jurídica

Tags: Bullying Hidalgo, Natividad Castrejón Valdez, secretario de Educación Pública en Hidalgo, La Raza Pachuca