En Facebook vio cómo linchaban a su hermano

25 de Diciembre del 2024

En Facebook vio cómo linchaban a su hermano

I La noticia

 

Fue su hermana, así se enteró la familia. Fue ella quien miraba su red social en Facebook y vio que una muchedumbre de gente linchaba a un hombre en el Centro de Ixmiquilpan.

 

Entonces lo reconoció, no era un hombre cualquiera al que la gente enardecida tenía sometido, era su hermano. Corrió a decirle a su madre y a su cuñada. Ellas también lo reconocieron. Era el hermano, el hijo, el esposo en medio de los golpes de la gente.

 

II El linchamiento

 

El 8 de abril de 2019, mientras la tarde caía y el sol aún ardía con fuerza, cerca de 200 personas detuvieron a un hombre, lo acusaban de un robo a comercio en una de las colonias del municipio. Después dijeron que había sustraído unas bicicletas.

 

Lo retuvieron, lo hicieron caminar por las calles, la gente estaba fuera de sí, lo golpeaban en el cuerpo, en la cabeza, en la cara, en el abdomen, en los brazos, en las piernas. Usaron un bat y un machete, tenía la cara tinta de sangre.

 

Lo ataron a un poste, le quitaron la playera y el pantalón, lo golpearon durante más de dos horas, sin que los policías municipales algo pudieran hacer para detener a la turba, tampoco su padre y su hermano que lo vieron todo.



III Los videos

 

Su madre estaba en casa cuando su hija llegó corriendo a su lado y le mostró el teléfono celular, en éste observó los videos en los que aparecía su hijo en medio de los golpes de las personas. No se detenían ni le tenían piedad.

 

La mujer vio que era su hijo, que lo golpeaban muchas personas, que gritaban que lo iban a linchar hasta matarlo porque se había robado unas bicicletas, vio que eran muchos hombres y mujeres quienes le pegaban a su hijo, traían un machete y un bat que estrellaban contra su cuerpo.

 

Vio que lo amarraron a un poste con un lazo, que lo pateaban y lo cacheteaban, que lo golpeaban en todo el cuerpo. La madre reconoció a su hijo en los videos porque llevaba la ropa con la que había salido de casa por la mañana, tenía la cabeza ensangrentada, el líquido rojo le escurría sin detenerse. Nadie hizo nada por defenderlo.

 

IV El calvario

 

Aquel día su padre salió de casa con otro de sus hijos. Fueron en su camioneta al tianguis de ganado del municipio y visitaron algunos animales. Después desayunaron y su hijo le dijo que se encontraría con una mujer. Cuando se iban hacia la camioneta, el padre vio a un grupo de gente que gritaba. 

 

"Línchenlo, línchelo, línchelo, traigan gasolina", escupían de sus bocas sin control.

 

Miró al grupo de personas imponiendo su ley, entonces reconoció a su hijo, le iban pegando con un machete y un bat. Se quedó parado, no supo qué hacer. La gente llegó a la explanada de la cabecera municipal.

 

Ahí miró a su hijo hincado, sin zapatos ni calcetines. El padre le dijo a la gente que ya no le pegaran, pero no hacían caso y lo seguían golpeando una y otra y otra vez sin clemencia.

 

El hombre no intervino porque era mucha gente, el miedo mordió cada parte de su cuerpo, no tuvo valor para enfrentar a la turba que atacaba a su hijo a placer. Miró cómo lo lastimaban en los brazos, cabeza y espalda hasta que le ataron un lazo amarillo al cuello. El padre entró en shock, no pudo hacer nada por su hijo.

 

Escuchó los gritos de la gente que decía que había robado una bicicleta, que era un desgraciado, que lo lincharan, que no tenía salvación, que lo iban a matar, que ya había chingado a su madre. 

 

A unos metros estaba un policía municipal, como mero testigo del linchamiento. El padre le pidió auxilio y le dijo que no podía intervenir, que los que tenían la justicia eran ellos, la gente.

 

V El hermano 

 

No sólo su padre estaba en el lugar, también su hermano, quien lo había acompañado al tianguis de ganado. Miró cómo lo jalaban con el lazo y gritaban que había robado unas bicicletas. Miró cómo un hombre con el bat en la mano le pegaba en brazos, piernas y en la cabeza.

 

Al igual que su padre, el miedo también lo hizo su presa, se espantó y se echó a correr. Los policías lo siguieron, lo detuvieron y lo esposaron. Lo llevaron a un sitio que no reconoció y después lo trasladaron a Actopan. 

 

VI La policía

 

La policía municipal fue informada del linchamiento. En el lugar había dos elementos, pidieron apoyo por radio y llegó un uniformado más, quien preguntó a sus compañeros qué estaba pasando. Le respondieron que no interviniera porque la gente tenía a un ratero y el pueblo lo solucionaría.

 

El policía recién llegado le dijo a la gente que se tranquilizara, pero le gritaron a él y a sus compañeros que se fueran si no les iban a hacer lo mismo. Los policías miraron cómo el hombre era golpeado con un bat y un machete y en medio de ello la gente les gritaba: 

 

"Pinches policías váyanse a la chingada, esto que el pueblo lo solucione".

 

Otros más decían sin control: 

 

"Quémenlo, mátenlo, hay que exhibirlo" y "La autoridad los detiene y luego los deja libres".

 

Los policías hicieron una cosa durante el linchamiento, mantenerse a distancia mientras el hombre seguía siendo golpeado sin cesar con el rostro rojo ensangrentado, semidesnudo. 

 

VI El final

 

En medio de la sinrazón la turba llevó al hombre, agonizante, tras más de dos horas de golpes, a las instalaciones del Ministerio Público, hicieron justicia por propia mano, fueron jueces y verdugos y al final lo entregaron a las autoridades.

 

En el Ministerio Público miraron al hombre en malas condiciones y llamaron a la Cruz Roja. Llegó una ambulancia con dos paramédicos, que observaron a una persona acostada boca abajo en el piso sobre una banqueta, cerca de la puerta para entrar a las oficinas.

 

El hombre estaba inconsciente, no reaccionaba. Los paramédicos lo voltearon boca arriba para ver si aún contaba con signos vitales, su pulso estaba débil, tenía varias lesiones en el rostro, cabeza y en los dedos de la mano, en el rostro traía golpes, moretones y algunos raspones y su tabique nasal estaba de lado, fracturado.

 

La cabeza la tenía inflamada, traía chichones en varias partes del cráneo y el rostro estaba hinchado, presentaba fracturas de dedos. La condición de la víctima era crítica e inestable.

 

Lo trasladaron a un hospital, en el trayecto el hombre tuvo un paro cardiorespiratorio, pero uno de los paramédicos lo reanimó. Llegó con signos vitales al nosocomio. Ahí perdió la vida. La causa de la muerte fue una anemia aguda secundaria de hilo pulmonar de tórax. 

 

VII Machete y bat

 

De las 200 personas que lincharon al hombre sólo una fue detenida, se demostró su culpabilidad y fue condenado a 27 años, dos meses y siete días de prisión y a pagar una multa de 28 mil 473 pesos por el delito de homicidio calificado.

 

La última vez que la esposa del hombre lo vio fue al salir de casa. Su hermano, detenido en Actopan, vio en videos cómo subían a su familiar a la ambulancia cubierto con una sábana. Su padre dijo en el juicio que la muerte de su hijo es algo que nunca va a olvidar. 

 

El hombre que fue detenido tras el linchamiento y sentenciado luego del juicio era quien alternaba entre sus manos el bat y el machete para castigar a  la víctima, una y otra vez sin parar. Los médicos dijeron que la suya fue una muerte violenta.




Alejandro Reyes
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Categorías: Historia

Tags: Linchamiento en Ixmiquilpan, Historias Plétora Lex, Expediente judicial, Hidalgo linchamientos