08 de Enero del 2025
PACHUCA. – Carla Donají quería a Carlos como un amigo, pero él deseaba que fueran novios. La celaba, vigilaba y perseguía, hasta que la madrugada del 23 de septiembre de 2018 la desapareció.
Desde entonces ya transcurrieron seis años y la joven no ha sido localizada, mientras que Carlos pasó de ser un testigo clave en la investigación a imputado y recientemente sentenciado a 25 años de prisión, la pena mínima que contempla el delito de desaparición de personas.
Aquel 22 de septiembre, Carlita –como de cariño la nombraba su mamá- salió entre las 8:00 y 8:30 de la noche del domicilio que en Mineral de la Reforma habitaba junto a Gil, su pareja.
Se despidió de él y le dijo que saldría con su amigo Carlos, con quien compartía el gusto por el rock y tocar instrumentos. Ella tenía gusto por el violín y Carlos el violonchelo.
A bordo de un vehículo Dodge Neon visitaron varios sitios de la capital, el último fue Valhalla Bar en la colonia Periodistas de Pachuca, de donde salieron poco después de la media noche.
Juntos subieron al auto, para ese momento ya era la madrugada del 23 de septiembre. Las cámaras captaron a Carlos al volante y en el mismo carro a Carla Donají, con el piercing característico que usaba en la nariz, su chamarra oscura y botas negras.
El coche inició su ruta por el Río de las Avenidas, luego por el bulevar Everardo Márquez con dirección hacia la carretera Sahagún hasta llegar a Santiago Tepeyahualco, una localidad del municipio de Zempoala, donde habitaba Carlos.
CARLOS DISFRAZÓ LA VERDAD
Antes de que Carlos recibiera una sentencia, contó parte de lo que pasó con Carla Donají, incluso, al ser la última persona con la que había convivido, colaboró al principio con la investigación.
La mamá de la joven fue la primera en darse cuenta que algo no estaba bien con su hija porque el 23 de septiembre se habían quedado de ver por la mañana, pero Donají no llegó.
El día transcurrió sin saber más información de su paradero, por lo que la madre junto con su otro hijo comenzó la búsqueda y contactaron a Carlos, pero él contó solo una parte de la historia y “disfrazó la verdad”, como lo indicó el Tribunal de Enjuiciamiento que resolvió el caso.
La versión inicial que dio es que habían salido juntos del bar, que se dirigieron hacia el Río de las Avenidas y que empezaron a discutir, entonces que ella se bajó del auto advirtiendo que vería a otros amigos en un bar y se fue, pero pronto comenzaron las inconsistencias.
El hermano de Carla Donají detectó que conforme avanzaba el caso y las autoridades procuradoras de justicia se involucraban, la versión de Carlos iba cambiando: primero, dijo que la dejó cerca de la Central de Autobuses; después, que por el Colegio Londres.
De las entrevistas que los agentes de investigación realizaron en los bares, se acreditó que Carlos y Carla Donají estuvieron en el bar de la colonia Periodistas, pero después ya no llegó a ningún otro lugar. Además, el rastreo de los celulares de la joven indica las ubicaciones en el municipio de Zempoala.
De las pruebas, testimonios y dictámenes desahogados en el juicio oral 77/2024, el Tribunal de Enjuiciamiento determinó que la joven no descendió del vehículo y tomó en cuenta tres aspectos para acreditar la desaparición: el primero, que Carla fue privada de su libertad. El segundo, que fue con el objetivo de ocultar su paradero y la agravante de que se cometió contra una mujer.
LA INSISTENCIA DE UNA RELACIÓN AMOROSA
Carla Donají quería tomar distancia con Carlos porque comenzó a celarla y ser violento. En septiembre cuando se reunieron fue porque días antes él había prometido que cambiaría y que ya no se molestaría si ella salía con otros amigos.
Derivado de lo que expusieron familiares, primas, amigas y amigos de Donají, los jueces tomaron en cuenta que existía la insistencia de una relación amorosa por parte de Carlos, que implicó conductas de celotipia, acoso sexual y noviazgo forzado.
Todos los elementos de prueba llevaron a una sentencia de 25 años que dictó el Tribunal conformado por la jueza presidenta Sandra Barrones Castillo, la jueza relatora Dalia Ivón Ortega González y el juez tercero integrante Alfredo Tovar Ortiz.
Además de los 25 años de cárcel que se cuentan a partir de que Carlos fue detenido e ingresado al penal como posible responsable en noviembre del año 2022, deberá pagar una multa de 322 mil 400 pesos que equivalen a 4 mil Unidades de Medida y Actualización (UMA), que también es la más baja, ya que el delito de desaparición contempla hasta 8 mil UMAs.
CARLA DONAJÍ SIGUE DESAPARECIDA
La sentencia contra el responsable no implica que ya se localizó a Carla Donají, ella sigue desaparecida y, por lo tanto, el Tribunal explicó que no puede realizarse una reparación del daño porque no se tiene conocimiento de que haya perdido la vida, por lo que se debe continuar su búsqueda.
Al existir víctimas indirectas, como lo es la mamá, tiene que recibir tratamiento de tanatología que le debe proporcionar el Estado y en caso de que no cuente con el servicio, deberá pagarlo el sentenciado.
La sentencia surte efectos a partir de este 7 de enero, pero hay un plazo de 10 días para que pueda ser impugnada. Si causa ejecutoria, entonces Carlos deberá ofrecer una disculpa pública y la promesa de no repetición.
EN MEMORIA DE CARLA DONAJÍ
La joven desapareció a los 23 años y el pasado 31 de octubre cumplió 30 años, pero sigue sin ser localizada. Por eso, las jueces y el juez ordenaron la colocación de una placa conmemorativa para que no se olvide la desaparición de Carla Donají.
También para que se resignifique su búsqueda. La placa la tendrá que subsidiar el estado y deberá colaborar el municipio de Zempoala, que es la zona donde los indicios arrojan su ultimo paradero.
Por su parte las autoridades procuradoras de justicia deberán continuar otras líneas de investigación para encontrar a Carla Donají, a quien su amigo desapareció la madrugada del 23 de septiembre del año 2018.