18 de Enero del 2025
Mientras regresaba a su casa en Teltipán, Tlaxcoapan, María y los pasajeros de una unidad del servicio público escucharon el estruendo. Una toma clandestina se salió de control y se incendió en San Primitivo, Tlahuelilpan, llevándose la vida de 137 personas. Hoy, a seis años de ese 18 de enero, no se ha erradicado la ordeña de ductos en la región.
"Veníamos por la prepa cuando se oyó el truenote, pero feo, todos los que veníamos en la combi dijimos: no, ya explotó esa porquería", narra la mujer, quién hace memoria sobre los muertos de su pueblo.
"Mi esposo siempre anda en su bici, pero en esos días él trabajaba en Tlahuelilpan, se viene como a eso de las cinco —él es muy grosero—, me dice: 'Qué crees, que los pinches soldados hasta llamaban a la gente', y le respondo: no digas, si según ellos estaban cuidando".
Relata, por comentarios de su cónyuge, que los militares "estaban de burleros" y le sugirieron adquirir un garrafón en San Primitivo, donde los estaban vendiendo. "Apoco no va a llevar (gasolina) ahora que aquí hay de gratis", le dijeron.
Se tardó en pasar el tramo carretero cercano a la toma porque había muchos vehículos, pero los elementos castrenses no liberaban la vía y entonces atravesó por las milpas. De haberle hecho caso al soldado, no hubiese sobrevivido, ya que llegó a su domicilio justo en el momento de la explosión.
"Se veía bien enorme la lumbre, muchas personas comentaron que se formaba la cara del diablo en la lumbre. Yo no le vi la forma, yo estaba bien preocupada porque mi yerno no aparecía", menciona María.
"Me habla una hermana, ella sí anduvo allá, me dice que sí lo vio, nada más que fue temprano pero, como él iba solo, llenaba sus garrafones y cuando iba por otro ya le habían robado el que tenía lleno, total que no trajo nada, pero ya estaba bien mareado con ese olor de la turbosina que estaba saliendo. Mi hermana lo vio que se cayó y lo arrastró, que ya varios se caían".
Recuerda los comentarios de testigos minutos antes del incendio sobre que las personas estaban mojadas, se quitaban la ropa y estaban "bien contentos", tras inhalar el aroma del hidrocarburo.
Según datos del Gobierno de México, de las 137 víctimas, 69 perecieron en el lugar. Desde el momento del estallido, en el pueblo comenzaron los gritos para buscar a sus familiares.
"Una señora buscaba a su hijo y dicen que identificaron lo que quedó del cuerpo por su cinturón, a otro señor ya grande porque a su lado estaban las llaves de su coche, un llavero de escorpión".
Fueron trasladados a un hospital 81 quemados, de los cuales 68 pacientes perdieron la vida. "Uno de los niños quedó cieguito. Se veía normal, pero por dentro no. Si él hubiera vivido, ya no iba a ver. Le decía a su mamá: 'Yo mejor prefiero morirme, cómo voy a vivir ciego'. ¿Su mamá qué le podía decir?".
En opinión de María, la mayoría de quienes acudieron a obtener combustible no se dedicaban a su extracción y venta ilegal. Uno de estos fue su hermano, quien se dedica al campo y ese día fue alcanzado por las llamas. Su cuerpo resultó quemado y fue uno de los 13 pacientes que logró ser dado de alta con lesiones.
"Él estuvo primero en Mixquiahuala y lo trasladaron a un hospital de Xochimilco (Ciudad de México). Ya se estaba muriendo. Mi hermana lo fue a ver y dice que ya olía feo, como a perro muerto, ya la carne quemada ya se había echado a perder. Ni lo habían bañado ni nada, con el pretexto de que no había un familiar que se metiera a bañarlo. Mi hermana se metió y dice que él gritaba porque le raspaban toda esa piel echada a perder".
Cuando salió, se mantuvo vendado, regresó a las labores del campo y siempre viste con manga larga. Sigue molesto con él mismo por haber ido ese día a buscar a un joven que trabajaba con él, se acercó a la toma y falleció en un nosocomio.
TLAHUELILPAN Y TLAXCOAPAN, ENTRE CIEN MUNICIPIOS CON INCIDENCIA
Aunque en menor medida, el huachicoleo persiste, probablemente con el amparo de las autoridades municipales, esto ocasiona cierres de calles y balazos. "No nos queda más que encerrarnos", dice María.
En el registro de los primeros cien municipios con tomas clandestinas en el país en el periodo enero-septiembre de 2024, un total de 20 corresponden a Hidalgo, de acuerdo con datos del observatorio ciudadano Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim).
Tlahuelilpan y Tlaxcoapan se encuentran en el listado en las posiciones 25 y 43 de las cien demarcaciones huachicoleras, con 99 y 68 tomas clandestinas detectadas en ese lapso, según la información que el organismo obtiene de Pemex.
LLAMAS DE 15 METROS
La noche del 19 de febrero del año pasado, vecinos de Munitepec, Tlahuelilpan, fueron alertados por llamas de hasta 15 metros de altura, derivado del incendio en una toma clandestina, una camioneta con bidones fue alcanzada.
El 16 de agosto, la Guardia Nacional informó del aseguramiento, en la misma localidad, de tres unidades robadas que transportaban huachicol y de un punto de extracción.
Otra fuga de 20 metros de altura en la colonia Miravalle fue reportada por la Guardia Nacional el 28 de enero. Mientras que la Policía Municipal aseguró un automotor con dos mil litros de combustible de dudosa procedencia, el 6 de septiembre.
El 3 de noviembre dos camionetas huachicoleras se incendiaron en una milpa de la carretera Tlahuelilpan–Tlaxcoapan.
En el segundo municipio, en La Vega, cerca de la preparatoria campus UNAM, personal de Protección Civil y policías locales se movilizaron para evitar una contingencia por el derrame de combustible ilegal, detectado en una camioneta.