Sacerdote abusó sexualmente de una menor de edad

11 de Abril del 2025

Sacerdote abusó  sexualmente de una  menor de edad

Esta historia tiene dos finales: el primero, de indignación, el segundo, de justicia. Él, un hombre entregado a Dios. Ella, una adolescente. Él, consagrado al hábito en cuerpo y alma. Ella, apegada a la iglesia católica por obediencia a sus padres. Él abusó sexualmente de la menor. Ella guardó silencio. Él es un sacerdote.

 

Todo comenzó así, en una asamblea de oración en la iglesia y fue el sacerdote a quien le tocó celebrarla, cuando acabó ella quiso confesarse. Al terminar de contarle lo que ella creía había hecho mal y era un pecado ante los ojos de Dios él le dijo que si podían ser novios y la adolescente lo tomó a broma.

 

Pasaron unos días, el sacerdote enfermó, era diabético e hipertenso, ella fue a la iglesia y pasó a verlo porque necesitaba una credencial para unas actividades religiosas. Él le dijo que no la tenía, que la iba a buscar y que si no la encontraba le iba a besar en la boca. Entonces la besó en los labios.

 

Ella se sintió rara porque los sacerdotes con los que había hablado antes nunca la habían tratado así. Salió de la iglesia y se fue a su casa, no le contó a sus padres lo que había sucedido.

 

Meses después ella regresó a la iglesia porque habría una reunión. Su mamá acudió a dejar al santísimo. Ella se quedó en el carro de sus padres mientras ellos entraban a la parroquia.

 

El sacerdote se asomó por una ventana, la miró y la llamó para entregarle unos tarros de cajeta. Ella salió del auto, entró a la iglesia y al momento de encontrarse con el sacerdote este la volvió a besar, le metió la mano debajo de su pantalón y la empezó a tocar en su parte íntima y en los pechos.

 

Él le dijo que todo era en secreto y que no hablara, que no le dijera a nadie. Hubo varias veces que él la tocaba o la besaba. Ella no le dijo nada a sus padres por miedo a que no le creyeran o que la culparan por lo que había sucedido.

 

***

 

La adolescente sentía miedo, estaba avergonzada con lo que el sacerdote le había hecho. Tenía miedo de que todos a su alrededor la señalaran como una más de las que habían sido abusada sexualmente.

 

Tras ello, su madre notó que su hija se volvió rebelde en casa, se enojaba o rezongaba. Empezó a cortarse los brazos, las piernas, intentó aventarse de la azotea y suicidarse.

 

En una ocasión se puso un lazo en el cuello, se cortó las venas, se cortó los brazos con una navaja de rasurar, se cortaba con vidrios, con un cuchillo y no quería comer.

 

Los padres de la adolescente no sabían qué le pasaba y ella no les decía nada. Fue entonces que hablaron con su hija en la sala de su casa y ella les contó lo que había sucedido, que el sacerdote la había besado y tocado sus partes íntimas. Denunciaron los hechos al Ministerio Público 

 

***

 

El sacerdote huyó de la parroquia donde era vicario. La iglesia tuvo conocimiento de lo sucedido. Lo sancionó en silencio. Fue presentado ante un juez de control por el delito de abuso sexual agravado.

 

Un análisis de un perito de la Procuraduría arrojó que la adolescente experimentaba amenaza en su entorno cotidiano, sin libertad para actuar, acompañándole sentimientos de desprotección y carencia de defensas.

 

El dictamen del perito concluyó que la menor se conducía con ansiedad y preocupada por sí misma, el conflicto sexual la afectó en su desarrollo psicosexual provocándole confusión en su esfera afectiva y en su rol sexual en el establecimiento de relaciones heterosexuales con tendencia a la depresión y ejecutar conductas de aislamiento.

 

El Código Penal para el Estado de Hidalgo establece que comete el delito de abuso sexual quien sin consentimiento de una persona y sin el propósito de llegar a la cópula, ejecute en ella actos sexuales, la obligue a observarlos o la haga ejecutarlos para sí o en otra persona y se le impondrá prisión de dos a cuatro años y multa de 50 a 100 días.

 

Si la víctima de abuso sexual es una persona menor de edad o que no tenga capacidad para comprender el significado del hecho, aún con su consentimiento, o que por cualquier causa no pueda resistirlo se impondrá de cinco a nueve años de prisión y multa de 200 a 500 veces la unidad de medida y actualización.

 

***

 

Tras el juicio, en donde el sacerdote fue acusado de abuso sexual agravado, un Tribunal de Enjuiciamiento declaró sentencia definitiva absolutoria, el decir, fue absuelto del delito. La indignación se instaló en la víctima y en sus padres. No era posible que no recibiera un castigo.

 

El Ministerio Público interpuso un recurso de apelación de sentencia, lo mismo que el representante coadyuvante de la víctima. En la revisión del caso un nuevo Tribunal revocó la sentencia absolutoria y dictó una sentencia definitiva condenatoria por el delito de abuso sexual agravado. Finalmente hubo justicia.

 

Los datos de la víctima, el lugar de los hechos y la Causa Penal quedaron reservados en la sentencia pública del Tribunal Superior de Justicia. En la revisión de sentencia, el sacerdote, al igual que la iglesia, guardó silencio.

 

La adolescente, en casa, por las noches despertaba asustada, decía que soñaba lo que le había hecho el sacerdote, que no quería vivir por todo lo que le había pasado. Decía que se quería morir.




Alejandro Reyes
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Categorías: Historia

Tags: Historia, Expediente Jusdicial, Sacerdote, Hidalgo