¿Elegir jueces por voto popular? Antes léanse un amparo

28 de Mayo del 2025

¿Elegir jueces por voto popular? Antes léanse un amparo

La justicia mexicana está por vivir su momento más delirante desde que alguien creyó que bastaba con “sentir la ley” para aplicarla. Se pretende que los jueces, magistrados y ministros sean electos por voto popular, como si un expediente pudiera entenderse con la misma lógica que un mitin. Como si redactar una sentencia fuera tan sencillo como emitir una opinión en Twitter. Como si impartir justicia fuera cuestión de carisma, y no de neuronas.

Pero antes de que nos pongamos patrióticos con la urna en la mano, permítanme una sugerencia técnica: Léanse un amparo. Uno real. No un post. No una infografía. Un amparo. De los que duelen. De los que pesan. De los que exigen pensar.

Yo tengo uno sobre la mesa. Llamémosle, por censurar a mi representada, Emma Bovary.


El Ministerio Público asegura su casa, no la notifica, no la deja entrar, no le explica nada. Y luego, como si esto fuera una tragicomedia kafkiana, solicita el decomiso del inmueble… reconociendo en el mismo escrito que la dueña no está imputada ni investigada. Sí, lo leyeron bien. La fiscalía quiere decomisar un bien de alguien que no forma parte del proceso penal, y lo hace con la serenidad de quien cree que “todo se vale si es por un bien superior”.

¿Y si mañana el encargado de resolver este asunto fuera un juez electo por el pueblo?
¿Un juez que ganó la elección prometiendo que “no habrá delincuente sin castigo”?
¿Uno que piensa que la presunción de inocencia es un tecnicismo para proteger culpables?

Entonces lo que hoy es un despropósito jurídico, mañana podría ser un “acto de justicia ejemplar”. Porque en la justicia de aplauso, primero se asegura, luego se decomisa, y después —si queda tiempo— se investiga.

Lo técnico no es el problema: es el escudo.

Un juicio de amparo como el que presentamos no se sostiene en la emoción. Se sostiene en el artículo 14 constitucional, en el artículo 231 del Código Nacional de Procedimientos Penales, en la jurisprudencia de la Suprema Corte, en la Corte Interamericana. Se argumenta con precisión quirúrgica. Y sí, duele, porque pone al Estado en evidencia.

Eso no cabe en una campaña.
No da likes.
No emociona.

Por eso es peligroso. Porque el tipo de juez que saldrá de una elección popular no va a leer criterios como el Amparo Directo 54/2016. No va a distinguir entre aseguramiento y decomiso como pena. No va a saber que una persona ajena al proceso no puede ser privada de su patrimonio sin audiencia. Y lo peor, no va a tener la humildad de admitirlo. Porque fue electo. Porque “el pueblo lo quiso”.

De jueces a candidatos: el colapso del juicio

Pasaremos de tener jueces con criterios a tener jueces con slogans.
De tribunales de control a tribunales de revancha.
De sentencias que resisten una revisión constitucional, a sentencias que sólo resisten una encuesta.

¿Y el juicio de amparo?
Convertido en un campo minado.
No por lo que diga el escrito, sino por lo que no entienda el juez que lo recibe.

Elegir jueces por voto popular no democratiza la justicia. La vulgariza. La hace accesible, sí, pero no para el justiciable: para el poder político, para la revancha, para el linchamiento disfrazado de legalidad.

No todos los males se arreglan con democracia

Hay que decirlo sin miedo:
La justicia no es un tema de mayorías.
Las garantías individuales existen para protegernos precisamente de la mayoría. Y los jueces están ahí para aplicar la ley, no para quedar bien con la audiencia.

Un juez que no distingue entre un acto de molestia y un acto privativo no es un juez: es un operador político.
Un juez que confunde aseguramiento con decomiso, y presunción con condena, no imparte justicia: la simula.
Y un sistema que celebra eso, no está evolucionando: está en ruinas.

Antes de marcar la boleta, piensa en lo que está en juego

Ya está decidido: vamos a elegir jueces. No podemos cambiar eso, pero sí podemos decidir por quién votar.

Y si vamos a confiarle a alguien la defensa de nuestra libertad, de nuestra propiedad, de nuestro derecho a no ser castigados sin juicio…

Qué sea alguien que sepa lo que hace.

No votes por quien hace TikToks con toga, ni por quien repite “el pueblo pone, el pueblo quita” como si fuera una máxima judicial.
Aléjate del candidato que convierte la justicia en espectáculo.
La judicatura no es un foro de likes. Es un espacio de control constitucional.

Y si entre los nombres encuentras a alguien que no sabe hacer campaña, que no es carismático, que no tiene eslóganes pegajosos… pero sabe lo que es el artículo 14 constitucional, ha leído una tesis aislada y puede explicar en cinco minutos la diferencia entre un aseguramiento y un decomiso…

Vótale a esa persona.
Porque tal vez no sea bueno para la política,
pero eso significa que puede ser muy bueno para impartir justicia.

Los juicios no se ganan con aplausos. Se ganan con argumentos.
Y los jueces que merecen nuestro voto son los que saben distinguir la diferencia.

 

Semblanza 

José Alberto Calderón López

 

Abogado egresado del ICSHU-UAEH, donde obtuvo primer lugar nacional en litigio oral; socio fundador de Abogados CIA, consultorio jurídico especializado en asesoría, litigio, consultoría y defensa en materia penal.

Le gusta participar en pro de la justicia en el ámbito docente en las aulas como en el canal de youtube No ha lugar. 

Más procesalista que penalista, como a él le gusta diferenciarse, cree en la especialización y estudio como la base de toda defensa. Tiene a su cargo la dirección estratégica de los asuntos penales que representa el despacho. Los valores que lo definen son la justicia, la lealtad, la honradez y la coherencia.




José Alberto Calderón López, director de CIA Abogados
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Categorías: Jurídica

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