03 de Junio del 2025
PACHUCA. - "Vengo a matar a tu hijo, yo sé que voy a caer en la cárcel, pero tu hijo se va a morir", fueron las palabras que Alberto le dijo a Esther, la mamá de Carlos, el individuo que murió luego de recibir un balazo en el corazón.
Esther (nombre que fue modificado al igual que los demás de esta historia) se encontraba en la cocina de su hogar cuando de repente observó que había ingresado Alberto, el agresor, quien portaba una pistola calibre 32.
Ella no logró mencionar nada porque él enseguida le lanzó una advertencia de muerte contra su hijo. Carlos salió del baño, se vieron de frente, a menos de un metro de distancia y en ese momento Alberto le disparó.
La víctima se desvaneció, el agresor recargó su arma se acercó y le volvió a disparar. Carlos perdió la vida a consecuencia de una anemia aguda que le provocaron las balas en el corazón y su pulmón izquierdo.
Por estos hechos Alberto fue sentenciado a 25 de cárcel por un Tribunal de Enjuiciamiento del Circuito Judicial de Jacala de Ledezma, según el juicio oral 24/2023.
Antes de las agresiones, vecinos relataron que ocurrió una riña en donde Carlos golpeó a Alberto. Después los papeles se invirtieron, porque Alberto fue a buscar a su casa a Carlos, fue en ese momento cuando ingresó con el arma e incluso llevaba en una bolsa varios cartuchos, así lo mencionaron las personas que vivían en la vivienda, una de ellas la sobrina de la víctima quién dijo que reconoció al individuo que entró porque era papá de una compañerita de su escuela.
La Procuraduría pidió 40 años de prisión, mientras que los jueces le impusieron una pena privativa de libertad 25 años. El sentenciado negó pertenecer a un grupo étnico o pueblo indígena con usos y costumbres, mientras que el Ministerio Público que es a quien le correspondía demostrarlo no lo abordó en sus alegatos, por lo tanto, esa circunstancia le benefició a Alberto, quién también era primo delincuente, es decir que antes no había cometido un ilícito por el cual tuviera una sentencia.
