11 de Julio del 2025
El cuerpo quedó reducido en diez fragmentos. Cada parte fue colocada en maletas y bolsas negras. La causa de la muerte: laceración encefálica consecutiva a una herida producida por un objeto contundente que penetró en el cráneo.
Lorenzo Badillo, policía estatal, recibió el reporte del Centro de Control, el C5i de la Secretaría de Seguridad Pública. Condujo su unidad hacia el bulevar Everardo Márquez, a la altura del Trébol La Paz, en la ciudad de Pachuca. Descendió de la patrulla, revisó las maletas y las bolsas, en ellas estaba el cuerpo desmembrado.
Minutos antes el reloj marcaba las seis de la mañana del 2 de julio del 2023. Era domingo. Tres sujetos bajaron de una camioneta, sobre el Trébol La Paz, cerca de las letras de Pachuca, dejaron las puertas laterales abiertas. Junto al volante se quedó un cuarto hombre, el conductor.
Los tres sujetos colocaron las maletas y las bolsas negras en el área verde, sobre una lona blanca, con un mensaje para los huachicoleros de los Zetas vieja escuela de Pachuca, estaba dirigido a Roberto S. y se mencionaba el nombre su novia, Lucia y Gus, su mano derecha.
La última línea del mensaje decía: “te dejamos tu basura para que vengas a recogerla, atentamente el Cartel del Noreste C.D.N.". Se refería al cuerpo desmembrado en diez partes que yacía frente a ellos.
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El policía estatal, Enrique Hernández, conducía su patrulla. Eran las seis de la mañana. De copiloto iba su compañero, Benigno Quiroz y en el asiento de atrás estaba su compañera, Ana Karen Mora.
Fue Enrique quien se percató, mientras manejaba sobre el Trébol La Paz, que una camioneta se encontraba estacionada con las luces intermitentes encendidas y las puertas laterales abiertas.
Miró que tres hombres dejaban unas maletas en el suelo. Le dijo a su compañero Benigno que se fijara en lo que estaba pasando. Los hombres colocaron una lona en el suelo y sobre ella pusieron las maletas y las bolsas.
Al ver la patrulla los tres sujetos corrieron hacia la camioneta, cerraron las puertas y emprendieron la huida. Enrique encendió la sirena y pisó el acelerador a fondo. Inició la persecución.
Los policías estatales informaron al Centro de Control lo que estaba sucediendo. El operador tomó el reporte, dio aviso a la unidad más cercana, la del policía Lorenzo Badillo, quien llegó al lugar y encontró los restos humanos en seis bolsas y maletas negras.
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Los policías estatales persiguieron a la camioneta sobre el bulevar Colosio, la alcanzaron en el bulevar G. Bonfil, a la altura de la Universidad Zoebisch, sobre un camino de terracería. Ahí detuvieron a los cuatro sujetos.
Tres de ellos son originarios de San Luís Potosí y uno más del Estado de México, quien vivía en un fraccionamiento de Tolcayuca. Junto con los detenidos se aseguró la camioneta, una Ford Escape, negra, con placas de San Luís Potosí.
Junto con los detenidos, se aseguró la camioneta, una Ford Escape negra con placas de San Luis Potosí, y un arsenal: un arma corta y cartuchos de diversos calibres (.40, 9 mm, .223 y 5.56 mm).
Tres días después, la Unidad Especializada en Investigación de Homicidio Doloso y Narcomenudeo de la Procuraduría General de Justicia del estado obtuvo, como parte de la Causa Penal 0247/2024, la vinculación a proceso de los cuatro sujetos (D. M. B., R. P. C., G. R. C., y J. S. R. R.) por el delito contra el respeto a los muertos y contra las normas de inhumación y exhumación.
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Oswaldo Hernández, perito en criminalística, realizó el levantamiento de los fragmentos corporales hallados en las maletas y bolsas negras.
El cuerpo de la víctima estaba seccionado: la cabeza, el tronco, brazo y antebrazo derecho, brazo y antebrazo izquierdo, mano izquierda, mano derecha, muslo derecho, muslo izquierdo, pierna y pie de lado derecho y pierna y pie de lado izquierdo. Los segmentos fueron trasladados al Servicio Médico Forense de Pachuca.
Francisco Normil, perito en medicina, revisó cada uno de los cortes del cuerpo, los cuales correspondían entre sí a un mismo individuo. Había muerto entre tres y seis días antes. Se practicó la necropsia y se determinó la causa de muerte. Posteriormente fue identificado.
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Tras su vinculación a proceso, en el juicio oral, los cuatro sujetos, dos de 26 años, uno de 27 y otro de 30 años de edad, decidieron no declarar y pidieron que sus datos fueran reservados.
El Tribunal de Enjuiciamiento estableció que los restos humanos de la víctima fueron usados como un mensaje de intimidación y advertencia, como una mera herramienta de terror psicológico y propaganda criminal. Se trató, dijeron los jueces, de un ajuste de cuentas por parte de una organización delictiva, aunque no precisaron cuál.
Los jueces consideraron que los cuatro sujetos, coautores del delito, se excedieron en la manera en que manipularon y ultrajaron el cuerpo de la víctima, agravando así la afectación a su dignidad humana y demostrando una especial crueldad en la ejecución del delito.
El Ministerio Público no atribuyó a los detenidos el haber segmentado el cadáver, tampoco de haberlo mutilado, incinerado u ocultado, inhumado o exhumado, solo el haberlo manipulado al colocarlo en bolsas y maletas negras y dejarlo sobre el Trébol La Paz, en la capital del estado.
Los cuatro sujetos fueron sentenciados a dos años cuatro meses y 15 días de prisión por el delito contra el respeto a los muertos y contra las normas de inhumación y exhumación.
La víctima, una persona del sexo masculino, no sólo fue segmentado y arrojado a la orilla de la carretera en bolsas y maletas negras. Al unir cada una de las partes en el Servicio Médico Forense, una ausencia fue evidente: al cuerpo le faltaba el corazón.
