09 de Septiembre del 2025
Sara Muñoz Gómez, de 50 años, recorre cerros y barrancas cercanas a las zonas huachicoleras entre los límites de Cuautepec de Hinojosa y Tulancingo. Ella no va en busca de hidrocarburo, sino de algo mucho más valioso: su hijo desaparecido, Gustavo Andrés Castillo Muñoz.
A pesar de los riesgos, y de que sabe que desde lo lejos la observan y vigilan, está decidida a localizar a su hijo, con o sin vida. “No me da miedo, me da el impulso para encontrarlo”, afirma con una voz llena de cansancio que, aunque se quiebra, no se rinde.
“Quiero Encontrarlo ya sea vivo o muerto, quitar esta angustia que a nadie se le desea. Es un dolor muy fuerte no saber si anda por ahí rodando”.
Gustavo, un electricista, plomero y trabajador “de mil usos", como le dice su mamá, fue visto por última vez el 27 de agosto de 2022. Ese día, salió de su casa en la colonia Lindavista de Tulancingo para hacer una instalación de plomería en Cuautepec de Hinojosa, municipio vecino que en el primer semestre de 2025 ocupó el segundo lugar de 100 por la extracción ilegal de combustible mediante 255 tomas clandestinas en todo el país.
Desde entonces, no hay indicios de su paradero. Un día después del reporte de su desaparición, una vecina lo vio en la colonia, pero ya después nadie más supo de él.
VIVIR CON EL ‘CORAZÓN ROTO’
La ficha de búsqueda FDBHGO/343/2022 describe a Gustavo como un joven de 26 años, con cabello corto, crespo y de color negro. Ojos cafés claro, estatura de 1.75 y 80 kilos de peso.
Sus rasgos físicos son similares a los de su mamá, quien sostiene una lona con una fotografía impresa. Tener a un familiar desaparecido “es horrible”, expresa Sara con una expresión de dolor.
“Vive uno con el corazón roto. Ríe uno con el corazón roto”. La desaparición no solo la dejó sin su hijo, sino que también la separó de sus dos nietos, un niño de 7 años y una niña de 10, que ahora viven solo con su mamá.
Tres años exactos después de la desaparición, Sara se unió a la marcha organizada por el colectivo hidalguense Buscando Hasta Encontrarte A.C. el 27 de agosto de 2025, días previos al 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
Vestida con una playera blanca, una lona pequeña entre las manos con el rostro de su hijo y otra a cuestas, la madre marchó por las calles de la capital de Hidalgo para exigir respuesta de las autoridades procuradoras de justicia.
Con el tiempo, la búsqueda se ha vuelto una actividad cotidiana de su vida. La primera la hizo en el año 2022 y en aquella ocasión encontró un hueso humano cerca de la presa de la Esperanza, entre los límites de Tulancingo y Cuautepec.
La segunda la realizó en abril de este año, acompañada por autoridades estatales y federales, incluyendo arqueólogos, elementos de la Guardia Nacional y caninos.
En ninguna de las dos halló pistas de Gustavo. Si tan solo tuviera una tumba, dice, dejaría de arriesgar su vida en zonas, que reconoce, son peligrosas por ser huachicoleras.
NOS VIGILAN DESDE LEJOS
Cada que Sara sale a una pesquisa, suspende su trabajo de comerciante. Las búsquedas son un proceso que duelen. Con la ayuda de drones y perros entrenados, empiezan a rastrear ciertos terrenos en busca de indicios.
“¿Usted ha rascado?”, se le preguntó. “Sí”, respondió. A pesar del peligro y la incertidumbre, el miedo no la detiene.
Al llegar a las zonas de búsqueda generalmente hay personas que se les acercan para preguntarles: ¿qué hacen aquí’, la policía y los de la Guardia Nacional son quienes responden, explica.
“Se van, pero pues andan observando, nos vigilan desde lejos (…) No me da miedo, me da fuerza, me da el impulso para encontrar algo”.
Para septiembre tiene planeada una nueva salida, esta vez también se unirán integrantes de Buscando Hasta Encontrarte. El colectivo ya había pedido públicamente a la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado Hidalgo (CBPEH) exploraciones generalizadas y no individuales.
Las dos primeras búsquedas que hizo Sara fueron especiales y con el auxilio de las autoridades, a quien les lleva comida y agua para mostrar su gratitud.
"Yo llevo agua y mis pastillas porque para caminar me cuesta trabajo. Les comparto a los que me ayudan, aunque sea una torta y agua”.
LAS INVESTIGACIONES DE UNA MADRE
Hace tres años Sara no imaginó que estaría removiendo la tierra para intentar buscar un indicio de su hijo, pero desde aquel 27 de agosto de 2022 asumió el papel de investigadora.
Cuando su hijo no llegó a casa y luego tocaron a la puerta unos desconocidos a preguntar por él, supo que algo no estaba bien. De inmediato notificó los hechos, pero desde el principio encontró dificultades.
“Hubo negligencia en Tulancingo, Hidalgo, porque por un agente de investigación perdimos 15 días de búsqueda”.
El caso de su hijo parecía estancarse ante la falta de conocimiento que ella tenía en el tema y sin el apoyo esperado de las autoridades procuradoras de justicia, hasta que se acercó a personas que también tenían a algún familiar desaparecido.
Poco a poco empezó a rastrear información y luego inició en las búsquedas. "Yo como madre investigué y hasta la fecha sigo investigando, aportando datos a la fiscalía”.
Sin embargo, el camino no ha sido fácil, ya que a lo largo de tres años ha tenido que lidiar con el constante cambio de agentes de investigación o de mandos claves en la fiscalía, un factor que considera, impide el progreso de su caso.
“Hay ciertas cosas que no avanzan. No sé si sea porque en realidad no saben o no quieren hacer su trabajo”.
Recientemente, Sara solicitó que se girarán ordenes de aprehensiones con base en información que recabó, pero dijo que su petición fue rechazada por el ministerio público bajo el argumento de que quienes aportaron la información eran testigos circunstanciales, no presenciales.
En la marcha del 27 de agosto, Óscar Javier Muñoz Aguilar, integrante del colectivo hidalguense Buscando Hasta Encontrarte A.C., exigió mayor profesionalización en materia de desaparición para los agentes del ministerio público.
A la policía de investigación le reclamó apresurar las indagatorias, tras estimar que hay más de 600 cuerpos y restos óseos no identificados.
Mientras que Sara advirtió que a pesar de las dificultades no se va a rendir y continuará su lucha para encontrar a su hijo Gustavo, quien ya tendría 29 años.