05 de Abril del 2024
Originaria de la capital hidalguense, mamá, maquillista, creadora de contenido y sobreviviente de violencia que ejercía su expareja
Más de una vez, Elena pensó que, quizá al día siguiente no amanecería viva. A sus 26 años es una sobreviviente de violencia que a través de las redes sociales comparte su historia de vida, amor propio y resiliencia.
“Lo más fuerte que siento es el recordar que en algún momento tuve mucho miedo y que sentía que al siguiente día no iba amanecer viva”, expresó.
Originaria de la capital hidalguense, Brenda Elena Osorio Chavarría se define como una mujer libre, auténtica, transparente, valiente y también extrovertida, justo eso combinado con sus estudios en arte dramático fue lo que hace cuatro años la llevó a crear videos de maquillaje para sus redes sociales.
Hacer contenido para sus plataformas digitales fue una especie de tablita salvavidas durante y después de la violencia que padeció hace tres años al lado de su expareja.
Al principio, trató de igualar cientos de videos de tutoriales de maquillaje que hay en internet, pero después descubrió que al igual que ella, muchas chicas padecían acné y empezó a exponer su piel al natural.
El mensaje era claro: no tener miedo de mostrarse tal cual era, aunque cuando apagaba la cámara al interior de su casa la dinámica era distinta. Al lado de su expareja había amenazas, agresiones verbales y psicológicas, forcejeos, jaloneos, gritos.
Durante un año su vida fue así, a excepción de los primeros tres meses de noviazgo, cuando él se mostró amable, comprensivo, trabajador y con un gran cariño hacia Leo, el único hijo de la creadora de contenido.
Comenzaron a vivir juntos en familia y en ese momento fue cuando su expareja cambió. Primero la empezó a aislar de sus conocidos, amigos, de su familia e incluso, del pequeño Leo.
“Un día empezó a decirme que me iba arrepentir, que nadie le iba a ver la cara, ya había este tipo de agresiones a cosas cernadas, golpeaba la pared, aventar y romper objetos como para intimidarme, me alejé mucho de Leito porque no quería que viera nada de eso, así es que lo llevaba con su papá. Yo sólo estaba con Leo cuando mi expareja no estaba para que mi hijo no tuviera un referente de algo tan violento”, narró.
Los celos brotaron cuando le prohibió usa faldas y traspasaron hasta una vigilancia casi permanente afuera del trabajo de Elena. La agresividad combinada con el miedo: la paralizaron. Mientras que las intimidaciones le impidieron pedir ayuda con su familia.
“Yo ya vivía diario preocupada y con esta incertidumbre de no saber qué pasaría al día siguiente (…) Me amenazaba con que me dañaría si me iba. A mí me dolía, me daba miedo porque sabía que era capaz de hacer cosas sumamente violentas”.
Cuando las amenazas alcanzaron a Leo, Elena alzó la voz para proteger a su hijo. Aquel día comenzó una transmisión en vivo en su página de Facebook para contar que temía por su vida y la de su pequeño. Describió que minutos antes escapó de su expareja, quien había llegado alcoholizado a casa.
En ese momento Elena vio en sus redes sociales una manera de visibilizar su situación ante sus seguidoras para blindarse y dejar un antecedente. Después, denunció ante las autoridades. Sólo así su expareja desapareció de su vida.
A partir de que Elena externó su historia, constantemente le llegan mensajes a sus redes sociales de mujeres que le cuentan casos similares.
Le piden consejos sobre cómo salir de una relación violenta, aunque ella está consciente de que no es una especialista y mejor las canaliza o recomienda ayuda jurídica y psicológica.
Lo que sí hace es reforzar su mensaje inicial, ese con el que comenzó hace cuatro años sus redes sociales: mostrarse tal cual es, esa es la fórmula de su contenido.
“Fui permitiéndome mostrar, además de lo físico, lo interno. Mostrar mis debilidades, mis miedos, los momentos tristes, de vulnerabilidad. No todo es color de rosa: hay momentos medios, bajos y positivos. Sobre todo, la parte humana, promover la aceptación y respeto, eso es lo que busco: que no somos perfectas en físico, en pensamientos, ni actitudes”.
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