19 de Mayo del 2024
Plétora:
Gracias magistrado por aceptar esta entrevista para Plétora con motivo de su ingreso a la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación. Platíquenos por favor.
Raúl Arroyo:
Muchas gracias a ustedes.
Efectivamente en julio del año pasado el presidente de la Academia me comunicó que la Junta de Gobierno había aceptado por unanimidad mi ingreso como académico supernumerario, en su sesión del 20 de junio anterior, y el 5 de marzo de este año se efectuó la ceremonia de ingreso en la Ciudad de México en la que nos entregaron el diploma correspondiente a quienes se nos confirió esa distinción.
P. ¿Quiénes más ingresaron como usted?
RA. Nueve mujeres y diez varones profesionales del derecho, un grupo con diversas trayectorias y desempeños, en la academia, el ejercicio privado y el servicio público.
Entre las colegas están la doctora Mónica González Contró, actual directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la licenciada Isabel Davara, vicepresidenta del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados, María Audry Luer, también de la membresía de ese Colegio, la doctora Socorro Apreza Salgado, nacida en Guerrero, destacada académica de la UNAM doctorada en Salamanca, y litigantes muy reconocidas como Claudia Saldívar Hernández y Claudia Aguilar Barroso, egresadas de la Escuela Libre de Derecho.
Y entre los varones que ingresamos está el ministro de la Suprema Corte José Fernando Franco González Salas, ahora en retiro, el licenciado Arturo Pueblita Fernández, presidente del Ilustre y Nacional Colegio de Abogados, el magistrado Ricardo Sodi Cuellar, presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, el licenciado Alfonso Pérez Cuéllar, expresidente del Ilustre, vicepresidente de la Unión Iberoamericana de Colegios de Abogados, también vicepresidente del Senado de Colegios en la Unión Internacional de Abogados y expresidente del Consejo General de la Abogacía Mexicana, y otros reconocidos académicos de la UNAM, de la Universidad Iberoamericana y del Tecnológico de Monterrey.
P. Díganos magistrado, ¿qué es y cómo funciona la Academia?
RA. Esta institución siguió el modelo de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia de España, fundada en el siglo XVIII. Tuvo una primera fundación a finales del siglo XIX pero fue un proyecto fallido. En 1930 un grupo de abogados decidió emprender nuevamente ese propósito y fundaron la corporación actual.
Ahora bajo la presidencia de don Francisco Javier Gaxiola Fernández ha iniciado una etapa de para actualización con nuevos planes y la renovación de su membresía de manera paritaria.
De acuerdo a sus estatutos, tiene cincuenta sitiales para miembros numerarios que con determinada antigüedad pasan a ser vitalicios y son sustituidos por los supernumerarios que cumplan con los requisitos para acceder a esa categoría.
El objetivo de la Academia es generar conocimiento, investigación y debate de la ciencia jurídica, y acercar los resultados y experiencias a la abogacía para enriquecer el ejercicio profesional y a las personas que lo soliciten.
P. En esos casi cien años de existencia ¿quiénes han estado entre sus miembros?
RA. Han sido parte de su membresía juristas de trayectorias muy importantes, su mayoría varones, situación que ahora, como pueden apreciar está superándose con la presencia de más mujeres. Puedo citar por ejemplo al presidente Miguel de la Madrid, el recordado magistrado José Luis de la Peza presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el ministro Agustín Téllez Cruces, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los cancilleres Antonio Carrillo Flores y Emilio O. Rabasa, y los recordados maestros Ignacio Burgoa Orihuela y Héctor Fix Zamudio.
P. ¿Algún hidalguense?
RA. Si, el licenciado Carlos Sánchez Mejorada y Rodríguez, experto en derecho minero.
P. ¿A usted qué le significa formar parte de esa Academia?
RA. Es un honor, en principio. Y más importante, una posibilidad de participar en análisis, discusiones, con juristas del más alto nivel, formación y experiencias diversas, en una pluralidad jurídica, y hacerlo con una visión global desde una experiencia regional. Es un compromiso también para aportar en un espacio nacional al desarrollo del derecho.
P. ¿Cree usted que eso se puede lograr en una institución diseñada con un modelo de tradición centralista?
RA. La apertura es evidente, se está construyendo una Academia acorde a los retos que hoy tiene el derecho y el compromiso de quienes decidimos formarnos en esa ciencia, para diseñar nuevas fórmulas teóricas, legales, institucionales, sociales, y enfrenarlos con éxito.
P. ¿Ve usted un cambio jurídico en nuestro país para el futuro inmediato?
RA. En todo el mundo, en esta aldea global que es el planeta donde habitamos, hay un desafío permanente para adaptar las normas jurídicas al cambio vertiginoso de la convivencia humana, del fenómeno social, en aspectos tan importantes como los derechos humanos, el cambio climático y la preservación del medio ambiente, las migraciones, el espacio digital, la inteligencia artificial, los conflictos armados, el comercio internacional, la democracia, y así podemos agregar más a la lista. Nuestro país está en ese contexto con sus particularidades.
P. ¿Qué temas estarían, según su perspectiva, en la agenda jurídica mexicana?
RA. Los que ya están inscritos: la vigencia del nuevo Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, el cumplimiento de las sentencias de la Corte Interamericana respecto del arraigo y la prisión preventiva, las iniciativas de reformas constitucionales del Presidente de la República, y las más recientes para modificar la Ley de Amparo en materia de suspensión, para trasladar las Afores a la administración del gobierno federal, y la facultad de amnistía para el titular del Ejecutivo; y ahora el litigio en la Corte Internacional de Justicia contra Ecuador. Con eso tenemos.
P. ¿Cuál serán los temas que usted llevará a la Academia?
RA. Los de materia constitucional, especialmente el federalismo que ha sido una de mis preocupaciones. Otro, el uso de un lenguaje jurídico claro, entendible para la generalidad, especialmente para las y los justiciables.
P. ¿Qué le preocupa del sistema federal?
RA. Su deterioro. Ese comportamiento centralista que ha desdibujado el modelo constitucional, adoptado desde la Constitución de 1824, de un Pacto de entidades ya existentes desde el Virreinato, que al unirse y formar la Federación cedieron parte de su soberanía para construir la Soberanía Nacional, pero conservando determinadas facultades para su autodeterminación.
Es evidente que el presidencialismo históricamente ha sido más fuerte, por eso la Federación avasalló a los estados y lo sigue haciendo a golpe de instituciones nacionales, legislaciones nacionales, una representación distorsionada con la integración del Senado, distribución inequitativa del presupuesto, y un largo etcétera. Al final han debilitado a las entidades federativas y casi anulado al municipio.
P. ¿Actualmente quiénes son miembros de número en la Academia?
RA. Juristas de trayectorias muy reconocidas. Les menciono algunos: el presidente Francisco Javier Gaxiola, desde luego, director de un despacho, de los más antiguos del país, que ya alcanza cuatro generaciones de abogados, y también del Instituto Cultural Helénico, Fernando Serrano Migallón, exdirector de la Facultad de Derecho de la UNAM, de larga trayectoria en el servicio público, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Javier Quijano Báez, a quienes ustedes identificarán por su desempeño como defensor del presidente López Obrador cuando el juicio de desafuero, y constituyente de la Ciudad de México, César Camacho Quiroz, exgobernador del Estado de México, Julio Hernández Barros, que fue integrante y presidió la Comisión Nacional de Atención a Víctimas, Rafael Estrada Michel, exdirector del Instituto Nacional de Ciencias Penales y del Instituto de la Judicatura Federal, Rafael Estrada Sámano magistrado de la Sala Superior del Tribunal de Justicia Fiscal y Administrativa, Luis Díaz Mirón, laboralista, exrector de la Escuela Libre de Derecho.
P. ¿Magistrado, su integración en esa Academia Nacional tiene algún beneficio para el estado de Hidalgo?
RA. Pertenecer a la membresía de una institución de esta naturaleza no debe quedarse en el diploma que la acredita. Si abrieron la puerta a un hidalguense ahora el compromiso es mío, lo entiendo en una doble vía: participar con una experiencia local y visión global en ese espacio nacional, como he mencionado antes, y propiciar el aprovechamiento del potencial de la Academia para incrementar la cultura jurídica de las y los hidalguenses y sus instituciones.
P. ¿Ve a más hidalguenses con cualidades para ingresar en el futuro a la Academia?
RA. Por supuesto. Tenemos una veta donde hay juristas, mujeres y hombres, con un gran expertis en el servicio público, la academia, la judicatura, el litigio privado, el notariado, con calidades personales y éticas sobradas. Ahora hay que abrir la brecha para que lleguen. Además, la Academia tiene también la categoría de Correspondientes, es decir, nombrados en las entidades federativas.
P. ¿Usted aspira a ser miembro de número de la Academia?
RA. Antes de aspirar debo mostrar con hechos los merecimientos que fueron consideramos para este ingreso, y luego aportar los suficientes para ocupar uno de los … sillones disponibles, cuando quede vacante.
P. Leemos en el diploma que acredita su pertenencia a la Academia la leyenda “correspondiente de la de España”. ¿Cuál es su significado?
RA. Es una tradición por ser la Real Academia española la que inspiró a la mexicana. Ahora hay una relación cercana entre ambas, de colaboración, de intercambio, hay académicos mexicanos que son miembros honorarios de aquella, pero ninguna dependencia de la nuestra con ella.
P. Para llegar a esta distinción profesional, usted nos ha dicho que es un honor, ¿cuál ha sido la ruta magistrado?
RA. Una fundamentalmente: el interés principal por el derecho con una perspectiva amplia, la más amplia posible, sin límites… esa.
P. Su trayectoria profesional, conocida, explicaría esta respuesta, pero para entenderla mejor ¿nos permite acercarnos a su vida personal?
RA. No van a encontrar nada extraordinario.
P. ¿Viene de familia de abogados?
RA. No. Mi abuelo paterno fue albañil, y mi padre, apenas aprendió a leer, escribir, y las operaciones aritméticas básicas, de niño fue bolero, luego fue cargador, no tuvo oportunidad de estudiar. Y por el lado materno vengo de una familia rural, de comerciantes, mi mamá solo terminó la primaria, después tuvo que trabajar por quedar huérfana.
P. ¿De dónde entonces su vocación por el derecho?
RA. Mi padre participó en el movimiento sindicalista del cardenismo y eso lo llevó a relacionarse y hacer amistad con muchos abogados, creo que ahí pudo originarse la influencia para identificarme con el ambiente jurídico.
P. ¿Su papá lo animó a ser licenciado en derecho?
RA. Al contrario, no solo me desanimó, cuando vio que lo tenía decidido se opuso.
P. ¿Qué razones tenía si dice usted que tuvo amistad con muchos abogados?
RA. Habrá visto en otros, comportamientos que no quería ver en mí. Al final tuve oportunidad de demostrarle que sus temores no me llegaron.
P. ¿Usted ha influido a sus hijos para que estudien Derecho?
RA. No directamente, nunca se lo sugerí a mi hijo, pero creo que en estos casos hay una influencia natural y él decidió por esa carrera. Caso contrario: mi hija no tiene la mínima vocación jurídica.
P. ¿Qué consejo le daría a quienes aspiran a ser profesionales del derecho?
RA. No estoy para dar consejos, solo les sugeriría que lo decidan por vocación y si lo hacen que nunca pierdan el interés de saber más, de descubrir nuevas cosas y no solo de la ciencia derecho, quienes opten por esa forma de vida tienen que saber mucho más que derecho.
P. Gracias y felicidades magistrado.
RA. A ustedes por su interés y amabilidad.